Conclusión

No soy la primera persona que lo dice, ha habido muchas víctimas y profesionales que han equiparado el sistema familiar a una secta. Y no es de extrañar.

En muchas familias hay reglas que solo aplican a la familia, distintas a las reglas que pueda haber en el mundo de afuera. Hay lavado de cerebro, control, manipulación, te piden tu tiempo y tu dinero, hay secretos que hay que callar, abuso, daño físico, psicológico y emocional y la lista podría seguir y seguir.

Desafortunadamente, al igual que ocurre en las sectas, la mayoría de las víctimas no consigue salir. Es más, ni tan siquiera se dan cuenta de que están en una secta o del abuso al que están siendo sometidas. La mayoría quedará atrapada de por vida.

Sin embargo, tú te has dado cuenta de que algo fallaba. Has despertado.

Despertar es maravilloso y, a la vez, aterrador. Ya lo he dicho antes. Al despertar, te das cuenta y decides que esto no puede seguir así. Quitarnos la venda de los ojos puede ser algo muy angustioso. Sin embargo, es necesario para lograr nuestra libertad.

Si has conseguido despertar y, además, has dejado a una familia que abusaba de ti, te doy la enhorabuena. No es para menos, la verdad.

Sé de sobra que estás sintiendo un dolor inmenso. Pero el dolor pasará. Tiempo al tiempo. Lo que has hecho es increíble, algo muy difícil que no mucha gente logra. Y tú lo has logrado. Debes celebrar este logro de la mejor manera que puedas.

Date un abrazo de forma figurada. Cómprate esa comida o postre, o ve esa película, que tango que gusta. Incluso podrías hacer algún viajecito por ahí si el tiempo y dinero lo permite. Recuerda que no eres el malo y que, si has dejado a la familia, es por algo.

Dado que va a haber muchos momentos de enfado y pena en el camino, un momento de alegría y celebración no te va a hacer daño. Es algo necesario. Se requiere mucha fortaleza para hacer lo que has hecho tú. Incluido mucha gente que consigue escapar termina volviendo con su familia. La verdad es que no pueden escapar. Pero ese no es tu caso. Tú no vas a volver y ya lo tienes decidido. Incluso aunque quisieras, hay algo dentro de ti que te impediría hacerlo. Sé que es difícil de explicar. Nunca más vas a ser parte de esa familia. Se acabó. Así de sencillo. No es el final. Es el comienzo de algo nuevo, de algo mejor.

Llegará un día, cuando menos lo esperes, en el que ya no habrá dolor, ni ira, ni resentimiento. Pensar en lo que te hizo sufrir tu familia será un sentimiento tan neutro como hablar del tiempo. En ese momento, ya has tomado las riendas y el control de tu vida. A partir de aquí, todo será mucho más fácil. Sin embargo, es importante no olvidar las razones por las que te fuiste, por si te entra la tentación de volver.  Lo más probable es que tu familia no haya cambiado ni vaya a cambiar. Volver con ellos sería tirar por la borda todos estos años de recuperación. Y la libertad que tienes ahora mismo no tiene precio. Es lo mejor de lo mejor.

Ya eres parte de una comunidad que cada día es más grande y más fuerte, una comunidad que sabe lo dañino y peligroso que el sistema familiar puede llegar a ser. No esperamos ninguna ayuda de parte de la sociedad ya que ésta está formada, casi en su totalidad, precisamente por familias que desean mantener su poder e influencia.

Eres como el tungsteno. Un mineral escaso que no está a la vista de forma prominente. Sin embargo, tiene el punto de fusión y ebullición más alto de todos los elementos conocidos. Tú, una vez sanado, vas a tener una fortaleza que no mucha gente tendrá y que será muy difícil de destruir.

Al nacer y llegar a este mundo, cualquier persona es como una vasija que, si no se trata con cuidado, se rompe. A nosotros nuestras familias no nos dieron los cuidados que necesitamos cuando éramos pequeños y vulnerables. Nos rompimos en mil pedazos. Sin embargo, al abandonar a nuestras familias y sanar, esos pedazos han sido unidos de nuevo y no de cualquier forma, sino con oro, al igual que la técnica del “kintsugi”. Pensé titular estas páginas Kintsugi, por la reparación exitosa de algo previamente roto, y su subida de valor una vez reparado. Sin embargo, me decanté por Tungsteno, que representa una gran fortaleza. La fortaleza que tienes o, que si no tienes ahora mismo, vas a tener pronto.

La familia no es la mejor institución ni es ningún refugio en muchísimos casos.

A todos lo que habéis logrado escapar de las familias que os hacían daño o, sencillamente, a todos los que habéis sabido mantener la familia a distancia para tener completo control de vuestras vidas: no estáis solos.

Tienes todo el derecho del mundo estar aquí y disfrutar todo lo que puedas esta nueva etapa en tu vida.

Enhorabuena por haber salido de la oscuridad, y bienvenido.

Disfruta y celebra cada día de tu vida de la forma en que mejor puedas.

 

Todo va a ir bien.